IMAGINARIOS PREDOMINANTES EN LA CONFIGURACIÓN DEL TERRITORIO COSTERO-MARINO DEL SENO DE RELONCAVÍ, CHILE

Predominant imaginaries in the configuration of the coastal-marine territory of the Reloncaví Sound, Chile

 

fecha recepción: 5 de abril de 2022 / fecha aceptación: 31 de mayo de 2022

 

Alejandro Retamal Maldonado1 y César Pérez Guarda2

 


Cómo citar este artículo:

Retamal Maldonado, A. y Pérez Guarda, C. (2022). Imaginarios predominantes en la configuración del territorio costero-marino del Seno de Reloncaví, Chile. Revista Pensamiento y Acción Interdisciplinaria, 8(1), 11-33. https://doi.org/10.29035/pai.8.1.11

 

 

Resumen

En el marco de los reajustes neoliberales impulsados por la dictadura militar, el territorio litoral del seno de Reloncaví (región de Los Lagos, Chile) ha experimentado transformaciones abruptas debido a la expansión y acumulación del capital industrial marítimo, sobre todo de la mano de la acuicultura. La llegada de esta industria se produce en la década los 80, posicionando imaginarios de crecimiento económico sostenido que alteran la estructura productiva tradicional asentada en prácticas consuetudinarias del territorio, y provocando degradación del paisaje y contaminación del ambiente marino del Reloncaví. En ese contexto, este artículo intenta explorar las distintas formas de vivir y habitar este territorio a objeto de identificar algunas prácticas que permitan posicionar imaginarios relativos a la sustentabilidad ambiental del territorio. En términos metodológicos, este estudio se realiza bajo un enfoque cualitativo con método documental. Esta estrategia permite hacer un recorrido histórico de las principales dinámicas y transformaciones del espacio de estudio; específicamente, se entregan antecedentes de la configuración geológica y ambiental del seno de Reloncaví, una breve descripción de los distintos poblamientos humanos que se han asentado transitoria y definitivamente en su borde costero (pueblos canoeros, mapuche, españoles, chilotes, alemanes, entre otros), la importancia estratégica que alcanza la zona norte del Reloncaví para las regiones del sur austral del país y, por último, las consecuencias que ha generado la llegada y expansión de la acuicultura industrial, que cambia para siempre las relaciones entre cultura/naturaleza. Se finaliza este artículo con la identificación de los imaginarios del territorio predominantes en cada momento histórico: ambientales, coloniales, de integración nacional y extractivistas, a modo de relevar elementos identitarios territoriales necesarios para la cogestión y sustentabilidad de los bienes públicos y recursos comunes de la zona costera.

Palabras clave: imaginarios sociales, seno de Reloncaví, sustentabilidad ambiental, territorio, zona costera.

 

 

Abstract

As part of the neoliberal reforms driven by the military dictatorship, the coastal territory of the Reloncaví Sound (Los Lagos Region, Chile) has undergone sudden changes due to the expansion and accumulation of the maritime industrial capital, especially aquaculture. This industry arrived in the 1980 decade, positioning social imaginaries of sustained economic growth which alter the traditional production structure based on consuetudinary practices in this territory, deteriorate both the seascape and landscape, and pollute the Reloncaví’s sea environment. In this context, this article aims to explore the different ways of living and inhabiting this territory, in order to identify some practices which would allow to bring out social imaginaries in relation to the territory’s environmental sustainability. With regard to method, this study follows a qualitative approach to documentary method. This strategy allows for a historical itinerary through the foremost dynamics and changes occurred in the site under study. Specifically, this article brings forward the geological and environmental background of the Reloncaví Sound, a brief description of the human populations who have successively settled in its coastline (seafaring populations, Mapuche, Spanish settlers, Chilotes, German settlers, etcetera), the strategic importancia attained by the Reloncaví’s northern area in relation to the southernmost regions of Chile, and, finally, the effects induced by the arrival of the industrial aquaculture, which changed forever the relationship between nature and culture. This article closes with a survey on the territory’s prevailing social imaginaries for each historical period: environment-centered, colonial, national integrationist, and extractivist. In this way, identitary elements of the territory are elicited as being necessary for co-management and sustainability of coastal public goods and common resources.

Keywords: social imaginaries, territory, environmental sustainability, coastal zone, Reloncaví Sound

 

Introducción

A lo largo del tiempo, las formas de vivir y habitar el espacio litoral del seno de Reloncaví, Chile, han sido diversas. Aun así, es posible identificar en este territorio prácticas de continuidad histórica como, por ejemplo, los modelos consuetudinarios de vinculación entre actividades de la tierra y el mar que garantizan el acceso flexible y distribución equitativa de los recursos costeros (Skewes et al., 2012). De un tiempo a esta parte, estas prácticas bordemarinas están en riesgo de desaparecer producto de una serie de acciones que promueven actividades marítimas industriales, principalmente asociadas a la acuicultura.

La llegada de esta industria se produce en la década los 80, en el marco de los reajustes neoliberales impulsados por la dictadura militar. Estas actividades contribuyeron a transformar la base socioeconómica y cultural de las comunidades locales, posicionando imaginarios de crecimiento económico sostenido que, no solo cambian la estructura productiva tradicional, sino que también generan degradación del paisaje y contaminación del ambiente marino del Reloncaví (Retamal, 2021). En ese contexto, este artículo pretende indagar en las dinámicas relacionales y las principales transformaciones que ha experimentado en distintos momentos históricos el seno de Reloncaví, a objeto de identificar los imaginarios predominantes del territorio y que, a su vez, permitan reposicionar estrategias integradoras para la conservación de especies y manejo sustentable del ecosistema marítimo-costero.

Desde el punto de vista metodológico, este estudio se aborda desde el enfoque cualitativo, particularmente mediante el análisis documental. Por medio de esta técnica se registran e interpretan los contenidos de los archivos originales revisados para transformarlos en otros secundarios (Canales, 2006; Valles, 1997). En este caso, se consultaron artículos académicos relacionados con el territorio de estudio (tesis, artículos y libros especializados); informes técnicos y bases de datos (Subpesca, IFOP, Pladeco, etc.); archivos históricos locales. Una vez culminada la representación sintética de los documentos originales, se realiza el análisis de contenido que consiste en la integración temática de la información emanada del proceso y que permite ordenar y clasificar la información por dimensiones históricas (primeros asentamientos, época colonial, periodo republicano, época contemporánea e industrialización acuícola del Reloncaví) y tipologías de imaginarios del territorio (ambientales, coloniales, integración nacional y extractivistas).

En cuanto a los referentes conceptuales para esta investigación, se vincula a los estudios territoriales (territorio y territorialidad), pero sobre todo a los imaginarios sociales en tanto son elementos constitutivos de la sociedad, y que constituyen una categoría analítica indispensable para el estudio de los aspectos inmateriales e institucionalizados de los colectivos sociales (Beriaín, 2011; Serrano, 2014). En este caso, desde la teoría de los imaginarios sociales, las tensiones y/o conflictos socioambientales en el Reloncaví se explicarían por la hegemonía de imaginarios vinculados a una racionalidad extractivista que intenta dominar
–consiguiéndolo muchas veces– la vida cotidiana de las comunidades costeras con propuestas estandarizadas, centralistas y desarraigadas de la cultura local que, en el fondo, propenden al control de los procesos sociales y naturales de este lugar (Retamal, 2021).

Bajo ese escenario, en este trabajo se realiza una reconstrucción histórica de algunos procesos de desterritorialización y de reterritorialización en el Reloncaví, pudiendo ser elementos fundamentales para la comprensión de las problemáticas socioambientales del presente. En cuanto a los contenidos de este artículo, en primera instancia se dan a conocer algunos elementos teóricos/conceptuales sobre los imaginarios del territorio, en este caso asociado a la zona costera. Luego se describen los elementos geoambientales que caracterizan al seno de Reloncaví, los principales asentamientos humanos y sus formas de relacionarse con la naturaleza, la importancia estratégica del Reloncaví para la zona sur austral del país y las consecuencias de la llegada y expansión de la acuicultura industrial (salmonicultura). Se finaliza el artículo con una aproximación a los principales imaginarios del territorio de estudio.

Imaginarios territoriales costero-marinos

En el último tiempo, la teoría de los Imaginarios Sociales (IS) ha logrado captar la atención en varias disciplinas de las ciencias sociales y humanas. Para Baeza (2008), el estudio de los imaginarios adquiere un carácter reivindicatorio del papel desempeñado por este concepto en la historia de la humanidad, especialmente para la era moderna, ya que en la mayor parte de este periodo se ha invisibilizado, resaltando, principalmente, aspectos funcionales de la vida en sociedad. Así, desde esta teoría, la realidad estaría teñida de lo imaginario y este último sería parte constitutiva de lo real, existiendo una interdependencia constante entre lo ideal y lo material (Carretero, 2010a).

La versatilidad y profundidad de los IS lo convierten en una categoría analítica indispensable para la comprensión de las sociedades modernas (Beriaín, 2011). Una definición de este concepto sería que es un estructurante originario y constitutivo de la sociedad, que permite la creación incesante e indeterminada de figuras/formas/imágenes para construir y dar sentido a la realidad social a partir del poder de anticipación que tiene lo psíquico sobre lo real (Beriaín, 2011; Castoriadis, 2013). En ese sentido, los IS tienen la capacidad de prefigurar lo que se entiende por realidad y, con ello, configurar matrices de sentido existencial e ideoafectivas mediante la institucionalización de significaciones imaginarias que impactan en las formas de vivir y habitar de los colectivos sociales (Baeza, 2008; Carretero, 2010b; Beriaín, 2011; Castoriadis, 2013).

Es importante tener en cuenta que las sociedades en cada momento histórico tienen sus propios imaginarios que configuran lo que se considera como realidad. En ese sentido, los colectivos humanos están expuestos a la tensión de los IS de un periodo determinado, los que se mueven entre la conservación del orden social instituido y la trasgresión deslegitimadora del imaginario social instituyente (Baeza, 2008; Carretero, 2010a). Además, como categoría analítica, los IS y sus producciones de sentido se caracterizan por su inmaterialidad, pero tienen la capacidad de tener atributos reales, es decir, se observan en la sociedad a través de las territorialidades de los colectivos sociales, que no es otra cosa que los discursos y prácticas que se expresan en el territorio (Beriaín, 2011; Serrano, 2014).

Así, la dimensión territorial, en este caso asociada a la zona costera, se convierte en la unidad de análisis fundamental para este estudio, considerando que es en este lugar donde las expresiones de los imaginarios dan cuenta de cómo se instituyen las comunidades costeras, sus instituciones predominantes y los mundos posibles que se proponen. Por lo mismo, el territorio litoral del Reloncaví se ha constituido, en parte, por las manifestaciones de los imaginarios y representaciones de los diversos grupos sociales que se han vinculado de alguna manera a este espacio costero (Retamal y Pérez, 2021).

De manera más concreta, las expresiones de los IS en un territorio litoral se articularon bajo la noción de las territorialidades marítimo-costeras, que resulta de los comportamientos, valoraciones y relaciones de poder producidas por las intervenciones activas de las personas y grupos sobre este lugar (Giménez, 1996; Sosa, 2012; Retamal y Pérez, 2021). Ahora bien, las territorialidades de los grupos humanos son dinámicas y no están exentas de disputas por el control del espacio. Lo anterior se explica por el hecho que:

El territorio debe ser concebido como producto del movimiento combinado de desterritorialización y de reterritorialización, es decir, de las relaciones de poder construidas en y con el espacio, considerando el espacio como un constituyente, y no como algo que se pueda separar de las relaciones sociales. (Haesbaert, 2013, p.26)

Con relación a la integración de los conceptos de IS y territorio, autores como Aliste (2010) y Ther (2008) se aproximan a la noción de imaginarios territoriales, los que estarían enraizados a lugares determinados y se caracterizan por las significaciones colectivas que se les conceden. De esta manera, se entiende como imaginarios territoriales a las imágenes de lo vivido en un territorio y que se expresan por medio de memorias y los comportamientos de los colectivos humanos. Visto así, es posible la coexistencia de más de un modo de vida en una área común, pudiendo en ocasiones tensionar las relaciones de los grupos sociales.

A raíz de las des-re-territorializaciones emergen imaginarios del territorio que predominan en un espacio geográfico común y en distintos momentos históricos. De esta manera, se entenderán como imaginarios predominantes a los que tendrían la capacidad de “naturalizar” ciertas formas pensar y actuar en la población mediante el posicionamiento de una serie de instituciones que van desde las creencias, prácticas, estilos, organizaciones, entre otros elementos, teniendo siempre en cuenta que, en determinados momentos de la humanidad, este dominio ha sido mediante la subordinación de ciertos grupos de personas o colectivos de una sociedad (Baeza, 2008; Randazzo, 2011).

Características geoambientales del Reloncaví

Ubicado entre los 41° de latitud sur y los 72° de longitud oeste, el seno de Reloncaví es una extensa masa de agua de forma elíptica que cubre las provincias de Llanquihue, Chiloé y Palena. En esta zona la depresión intermedia se hunde en el mar, marcando el término del valle central de Chile continental, para dar origen a un territorio archipelágico que se extiende hasta el Cabo de Hornos. En términos oceanográficos corresponde a un sistema estuarino, semicerrado e influido fuertemente por el régimen de mareas. Presenta, además un fiordo que se interna en la cordillera andina en su sección nororiental (Durán, 2006; Pinilla, 2011; Munita, 2017).

La actual morfología del Reloncaví es el resultado de las glaciaciones del Pleistoceno, las que en un periodo comprendido entre 100 mil y 12 mil años A.P. cubrieron de hielo una extensa superficie de la depresión central, incluido el seno de Reloncaví y el mar marginal de Chiloé3 . Durante este tiempo, la carga de material glaciar, volcánico y de roca arrastrado por el avance y retroceso de los hielos, fue formando la geografía del lugar, modificando su relieve de manera tan profunda que se inundaron vastas extensiones de tierra y dando origen a un sistema de lagos, ríos, fiordos y canales, entre ellos el seno del Reloncaví y los golfos de Ancud y Corcovado, además de la formación de islas y archipiélagos (Durán, 2006; Munita, 2017).

 

Figura 1.

Ubicación del seno de Reloncaví, región de Los Lagos, Chile.

Figura 1. Ubicación del seno de Reloncaví, región de Los Lagos, Chile. 

Fuente: elaborado por Mg. Marco Leal Paredes.

 

Desde una perspectiva bioclimática, esta zona se define como templado-húmeda con fuerte influencia oceánica, con precipitaciones anuales de 2.500 mm y una temperatura promedio de 11,5º C. Estas condiciones generaron una vegetación exuberante en torno al Reloncaví, que se clasifica dentro del bosque Laurifolio de Chiloé y que corresponde a la tipología forestal siempreverde4 , caracterizada por su frondosidad y biodiversidad, que hace miles de años se extendían hasta las orillas del Reloncaví y otros cuerpos de agua de la zona sur austral. Sin embargo, hoy en día, ante la presión de las ocupaciones humanas y la presencia industrial, este bosque se ha reducido a fragmentos. En relación con los suelos, tanto en la costa como en el sector interior, estos derivan de cenizas de origen piroclástico (Durán, 2006; Otero, 2006; Munita, 2017).

Desde el punto de vista ecológico, el seno de Reloncaví es parte de la Ecorregión Chiloense y se caracteriza por presentar regímenes de mareas que superan los ocho metros en algunos sectores. Está influenciado por un importante componente de agua dulce procedentes de deshielos de glaciares, drenaje de cuencas y lluvias, aportes que generan grandes anomalías en la salinidad, densidad y temperatura del agua. Estas condiciones constituyen zonas naturales de presencia de especies de diverso origen (oceánico, costero, pelágico, demersal e intermareal), presentando una gran riqueza y abundancia de recursos marinos (Durán, 2006; Pinilla, 2011; Hucke-Gaete et al. 2010, citado por Munita, 2017).

En el periodo terminal de la glaciación Llanquihue (29.400-14.550 años A.P.) arribaron los primeros grupos humanos a este territorio. Una vez consolidada la línea litoral, los grupos humanos del lugar se volcaron hacia la costa del seno de Reloncaví, adaptándose a las dificultades geográficas de los amplios canales, fiordos y mar interior, mediante diversas estrategias de sobrevivencia.

Principales poblamientos y transformaciones en el Reloncaví

A continuación se presentan algunos hechos relevantes en la historia de la zona costera del Reloncaví, los que serán importantes para identificar los IS predominantes en la siguiente sección.

 

Primeros asentamientos del Reloncaví

Para comprender la presencia humana en el Reloncaví y la zona norpatagónica es necesario remitirnos a Monte Verde, que es un asentamiento humano del Pleistoceno tardío ubicado en un bosque templado del sur de Chile, a 34 kilómetros de la ciudad de Puerto Montt, junto al estero Chinchihuapi (CONAMA, s.f.; Dillehay, 2016). Es uno de los sitios arqueológicos más importantes del continente, pues entrega pistas fundamentales en la investigación del poblamiento inicial de las Américas.

Específicamente, el sitio arqueológico Monte Verde II revela una ocupación humana de gran complejidad cultural fechada en 14.500 años AP, que corresponde al periodo tardío de la Glaciación Llanquihue, ca. 29.400-14.550 años A.P. (Dillehay, 2016; Munita, 2017). Otros emplazamientos arqueológicos cercanos son Monte Verde I y Chinchihuapi: ambos revelan nuevas pruebas culturales que refuerzan la probabilidad de la presencia anterior de grupos humanos, aproximadamente 33.000 años A.P. (Dillehay, 2016).

Se cree que los grupos humanos que llegaron a Monte Verde se alimentaban de una fauna hoy extinta, así como también de frutos y vegetales del bosque y algas marinas que recolectaban tras recorrer extensos territorios bajo un clima y condiciones geográficas adversas. Desde Monte Verde se iniciaron una serie de exploraciones a los territorios cercanos y es posible especular que hayan llegado a las zonas contiguas del seno de Reloncaví, abriéndose paso en un bosque denso y húmedo (CONAMA, s.f.; Durán, 2006; Oliva, 2017).

En cuanto al poblamiento del seno de Reloncaví propiamente tal, este presenta numerosas evidencias arqueológicas que dan cuenta de una secuencia ocupacional efectiva del área costera-marítima desde hace unos 6 mil años A.P.5 Se trata de restos arqueológicos de conchales –depósitos de conchas, huesos y artefactos abandonados por poblaciones canoeras– dispersos en todo el seno de Reloncaví, llegando al número de 74 sitios arqueológicos de este tipo. De acuerdo con restos óseos encontrados, estos grupos invertían gran esfuerzo físico en la navegación y se alimentaban de recursos marinos como peces, mariscos, aves y lobos marinos. Por lo tanto, por los vestigios encontrados y la forma de apropiarse del entorno, podemos hablar de grupos humanos marítimos (Durán, 2006; Munita et al., 2011; Munita, 2017; Oliva, 2017).

Uno de los sitios arqueológicos representativos del Reloncaví es el de Piedra Azul, cuyos restos entregan información sobre grupos canoeros de cazadores-pescadores-recolectores que habitaron y explotaron los recursos que ofrecía el medio ambiente de esta zona, en diferentes momentos de ocupación, hasta abandonar definitivamente el sitio hace unos 700 años, sin observar grandes diferencias artefactuales entre una y otra ocupación. Otros registros de osamentas humanas del Holoceno tardío que se han encontrado en el seno de Reloncaví datan de entre los 5.000 y 2.500 años A.P. y corresponden a grupos canoeros que se asentaron en Puntilla Tenglo, Metri, Quillaipe, Chamiza Pelluhuín, Panitao, Bahía Ilque y Yaco Alto (Durán, 2006; Munita et al., 2011; Oliva, 2017).

En tiempos más recientes existió una presencia importante en la zona del Reloncaví de chonos o waytecas, que eran grupos canoeros de Chiloé estrechamente vinculados con el pueblo kawésqar. Estos grupos se caracterizan por ser excelentes buzos y tanto hombres como mujeres colaboraban en la obtención de los alimentos. Consumían pescados, mariscos, algas, crustáceos y aves marinas, pero la base de su alimentación era el lobo de mar. También adoptaron aspectos de la vida sedentaria como el cultivo de la papa y cebada antes de la llegada de los europeos. Un aspecto en común de los grupos canoeros de este territorio era el uso de un bote de tablones, llamado dalca. Además, la mayoría de los indígenas de este pueblo no aceptaron la convivencia con los españoles y durante el siglo XVIII fueron forzosamente recluidos en reducciones o misiones, situación que hizo disminuir rápidamente su población, desapareciendo en forma definitiva a mediados del siglo XIX (CONAMA, s.f.; Oliva, 2017).

Un segundo poblamiento de la zona se inicia hace unos 800 años atrás, con grupos humanos cuya estrategia de vida era la confección de alfarería, textiles, cestería y cultivo, principalmente de papas. Tales prácticas les permitieron una estancia más larga en un lugar, sin la necesidad de navegar grandes distancias para obtener alimentos. Con el tiempo darían forma al pueblo mapuche-williche, que asimiló los elementos culturales de los grupos canoeros, es decir, navegaban los mares y canales del sur en dalcas y practicaban la pesca con corrales6 y la recolección de algas y mariscos. Estas prácticas marinas se complementaban con el cultivo no intensivo en lugares abiertos de papas, maíz, teca y lanco. Tras la ocupación española, incorporaron a su dieta las habas, arvejas, ají, porotos, zapallos, linaza y tabaco (CONAMA, s.f.; Munita et al., 2011).

Si bien estos primeros grupos que habitaron el Reloncaví poseen identidades diversas, tienen muchos elementos materiales y socioculturales en común, pero se destacan, principalmente, por ser nómades marinos que surcaban las aguas del Reloncaví y los canales y fiordos de sur austral como formas y estrategias de vida (Durán, 2006; Munita et al., 2011).

 

La presencia española y la época colonial en el Reloncaví

Con la fundación de la ciudad de Santiago de Castro en la ribera oriental de la Isla Grande en 1567, el seno de Reloncaví –conocido como golfo de Calbuco en la cartografía colonial– quedó bajo la dependencia administrativa del Gobierno de Chiloé, jurisdicción de Calbuco, durante los siglos XVII y XVIII. Este territorio estaba escasamente poblado, es decir, sin mayor presencia española y fuera de la línea de comunicación marítima con el resto del país y el virreinato del Perú (Durán, 2006; Munita et al., 2011; Urbina, 2005).

Las crónicas de la época señalan que a la llegada de los españoles existían poblaciones indígenas principalmente en el lado oeste del Reloncaví (sector de Calbuco y alrededores). Estos grupos fueron descritos como caminantes del litoral, sedentarios, que practicaban la agricultura y eran de carácter pacífico. Con la presencia europea, hacia el siglo XVIII disminuyó considerablemente la población indígena en la zona, la que se dispersó por las zonas australes para escapar del trabajo forzoso, el sistema de encomienda, las enfermedades traídas por los europeos y los enfrentamientos con los españoles7 . Las comunidades agrícolas semi-sedentarizadas, como los mapuche-williche, alcanzaron una “convivencia” con el español a tal punto que posibilitó el mestizaje cultural, vigente hasta el día de hoy en varias prácticas cotidianas (Durán, 2016).

En general, durante el periodo colonial, el territorio Reloncaví se caracterizó por ser un lugar de paso, una ruta importante desde el siglo XVII para unir Chiloé con la misión jesuita de Nahuelhuapi y de viajeros del reino de Chile a la Isla de Chiloé. La fundación del fuerte de Calbuco en 1602 permitió que estas misiones prosperaran8 . Este asentamiento estaba constituido por militares y hacheros chilotes. Estos últimos se internaban por temporadas en el bosque siempreverde a cortar principalmente el alerce. La madera explotada fue moneda de cambio para adquirir bienes indispensables para la sobrevivencia en estas zonas, pero también comenzó a ser exportada al Perú, siendo el principal bien de intercambio comercial en ese entonces. Otras actividades desarrolladas para la subsistencia familiar eran el cultivo de papas, la crianza de cerdos, la captura de peces y la recolección de orilla (Durán, 2006).

Cabe señalar que, en esta época, la explotación de madera se realizaba en las tierras continentales próximas a las islas del archipiélago de Calbuco, paulatinamente esta actividad se comenzó a desarrollar en zonas próximas a la cordillera de los Andes (Chamiza, Cochamó, Contao, etc.). El proceso de expansión de los astilleros del Reloncaví se ve truncado con la guerra de independencia de Chile, donde Chiloé se convirtió en el último bastión de resistencia colonial (Carrasco, 2018).

De este modo se inició el paulatino proceso de explotación comercial de los recursos naturales del seno de Reloncaví, que parte con la tala indiscriminada de los alerces, llevando al borde de la extinción a esta milenaria especie. Con el transcurso de los años se incorporaron otros recursos para su explotación, alterando de manera definitiva el paisaje de la zona sur austral.

 

El Reloncaví en los inicios del período republicano

La situación en el seno de Reloncaví no cambió mucho en las primeras décadas del siglo XIX. Hasta 1826, esta zona se mantenía bajo el dominio español y contaba con poblaciones minoritarias de comunidades mapuche-williche y asentamientos que se aglutinaban cerca de sus principales astilleros. Luego de varias campañas militares, ese mismo año se incorporó definitivamente este territorio al estado chileno mediante el tratado de Tantauco. La inestabilidad generada por la guerra civil desatada en la isla de Chiloé produjo una importante migración de población al seno del Reloncaví y a las islas del archipiélago de Calbuco (CONAMA, s.f.; Durán, 2006; Oliva, 2017).

Por otra parte, hasta este periodo no se tenían muchos antecedentes sobre la naturaleza y geografía de la zona del Reloncaví y de las tierras australes, por lo que la naciente república contrató a científicos extranjeros, como Claudio Gay, Ignacio Domeyko y Bernardo Phillippi, para realizar exploraciones más profundas en estos territorios. Con apoyo de la Marina se rastreó el litoral en busca de caletas y puertos que pudiesen servir de fondeo para buques, y se exploraron lagos y ríos navegables que pudiesen abrirse a territorios interiores para el poblamiento humano o bien como vías de comunicación y transporte para comunidades aisladas (Durán, 2006).

Las crónicas de las expediciones en la época republicana señalan que el seno de Reloncaví era un lugar donde concurrían calbucanos y chilotes a recolectar madera, y ruta obligada para conectar el fiordo de Reloncaví con los sectores cordilleranos. A mediados del siglo XIX aún había abundante vegetación y existían sectores de explotación de alerce, destacándose el astillero de Melipulli, en el extremo norte del seno, donde actualmente se emplaza la ciudad de Puerto Montt (Durán, 2006). Por esos años, el astillero Melipulli contaba con al menos treinta casas y una población de 200 habitantes compuesta por población chilota –descendientes de españoles y diversos pueblos originarios– y mapuche-williche. Este asentamiento constituía el punto de encuentro de los hacheros que se internaban en el bosque nativo para la explotación del alerce, madera que seguía siendo el principal recurso de intercambio por otros bienes y víveres. Para reforzar la explotación del alerce, se trazó una ruta desde este astillero hasta el lago Llanquihue (Municipalidad de Puerto Montt, 2016; Oliva, 2017).

En el año 1851 había alrededor de 35 astilleros en el territorio contiguo al seno de Reloncaví que, a su vez, generaron el surgimiento de pequeños poblados que contaban con una rudimentaria red de abastecimiento para la población flotante. Cabe señalar que la actividad maderera fue realizada principalmente por privados y recibió poco apoyo estatal en esa época (Carrasco, 2018).

Una acción determinante para posicionar el sector del Reloncaví fue la consolidación del proyecto liderado por Bernardo Phillippi junto con Vicente Pérez Rosales, quienes serían los artífices de la colonización alemana en la zona y de la fundación de la ciudad de Puerto Montt el 12 de febrero de 1853. Al ser la última ciudad costera de Chile continental, Puerto Montt marca un hito geopolítico para el país, debido a que es parte de un proyecto de expansión territorial del Estado chileno en el siglo XIX y se posiciona como un lugar neurálgico desde el punto de vista político, económico y de conectividad marítima con las provincias aledañas y la zona sur austral del país (Municipalidad de Puerto Montt, 2016; Oliva, 2017).

De esta manera, el encuentro cultural de la población chilota y de diversos pueblos originarios que transitaban por este lugar, más la población proveniente de la colonización alemana, fueron forjando la identidad y sentido de pertenencia de la zona del seno de Reloncaví por medio de una cultura económica bordemarina.

 

La época contemporánea en el Reloncaví

En sus primeros años del siglo XX, Puerto Montt se posicionó como eje central de una ruta comercial que unía a toda la cuenca del lago Llanquihue y las provincias cercanas, propiciando el intercambio de manufacturas y productos agrícolas de la zona. A eso se suma que la tala y comercialización del alerce siguió siendo la actividad económica principal, permitiendo un constante crecimiento de la ciudad y de sectores del primer tramo de la carretera austral, comprendido hoy en día entre las comunas de Puerto Montt y Hualaihué.

La llegada del ferrocarril en 1912 marcó un hito para la historia reciente del Reloncaví. Por primera vez hubo conectividad directa desde Puerto Montt con el centro-norte del país. Al crecimiento vertiginoso de esta ciudad se suma, en el año 1934, la construcción del puerto, que vino a complementar y mejorar los lugares de desembarque que hasta entonces, en su mayoría, eran en playa. De esta manera, el ferrocarril y el puerto dinamizaron el desarrollo económico de la zona y consolidaron a la ciudad de Puerto Montt como eje comercial y de servicios de la provincia de Llanquihue, con el consecuente aumento de la población (Municipalidad de Puerto Montt, 2016).

Hasta la década del sesenta, las principales fuentes de empleo en la zona fueron las sociedades comerciales, servicios de cabotaje, la extracción de materias primas ligadas al área forestal y pesquera, actividades agropecuarias y de servicios varios, entre ellos administrativos y educación (Municipalidad de Puerto Montt, 2016). En este aspecto, es importante destacar a la pesca artesanal como una de las prácticas más representativas del Reloncaví, tanto para la economía local como en la identidad territorial. Esta actividad no ha estado exenta de problemas, debido al aumento de demanda de recursos del mar, sino también por las presiones de otras actividades productivas asentadas en el borde costero (Retamal, 2021).

El auge y dinamismo del Reloncaví se interrumpió abruptamente por el terremoto y tsunami de 1960, desastre que dejó múltiples impactos en las localidades y en las ciudades del Reloncaví (Puerto Montt y Calbuco), incluyendo destrucción de caletas y puertos, estación de trenes, calles intransitables, derrumbe de viviendas, entre otros. Después de la catástrofe, en Puerto Montt se concentró una serie de conflictos sociales, los que estaban relacionados con los procesos migratorios internos y con la marginación y segregación habitacional, que desembocaron en tomas y ocupación de terrenos (Municipalidad de Puerto Montt, 2016).

Si bien la estructura predominante en la zona norte del Reloncaví era de una sociedad tradicional-comunitaria, donde predominan una serie de trabajos informales, rurales y tradicionales, la situación comienza a cambiar a mediados de los sesenta mediante la incorporación de mayores procesos tecnológicos a los ámbitos de producción. Este proceso de modernización se consolida a fines de la década del setenta a partir de las reformas político-administrativas impulsada por la dictadura militar, y la entrada en vigor del modelo extractivista en la zona del Reloncaví, desarrollada a través de las industrias de la silvicultura, la celulosa y, principalmente, la acuicultura. Esta última se convierte a finales del siglo XX en el motor de la economía de la zona y una fuente de empleo importante para la región, aunque bajo formas de producción insostenibles para los ecosistemas marinos (Retamal y Pérez, 2021).

 

La expansión de la industria acuícola en el Reloncaví

Las condiciones geográficas y ambientales de la zona sur austral del país son ideales para la producción acuícola. La llegada de esta industria, sobre todo de la mano de la salmonicultura, provoca una gran transformación en materia de la estructura productiva y las prácticas socioculturales del Reloncaví, que se traduce también en el aumento de conflictos socioambientales (Bustos et al., 2017; Municipalidad de Puerto Montt, 2016). El rol del Estado ha sido fundamental para la consolidación de la acuicultura industrial bajo un modelo de desarrollo que combina dinámicas de enclave y de fragmentación del espacio con el desplazamiento de otras formas de producción local/regional (Bustos, 2017). Esta alianza entre estado y mercado se fortalece con la disposición de un sistema de concesiones para el desarrollo de la acuicultura que, básicamente, es un subsidio legal que facilitó el crecimiento acelerado de esta industria (Román y Barton, 2017; Tecklin, 2017).

Particularmente, la industria salmonera se instala en la década de 1980 como parte de los reajustes neoliberales impulsados por la dictadura militar (Retamal y Pérez, 2021). En poco tiempo, la salmonicultura se convirtió en el segundo productor mundial después de Noruega, representando el 5% de la exportación chilena (es la tercera en importancia, después del cobre y el sector forestal) y generando 45 mil puestos de trabajo. A pesar de ciertas cifras favorables, esta industria mantiene registros negativos por accidentes y muertes de trabajadores, los que están sobre la media a nivel nacional. Además, en las últimas décadas han aumentado las críticas por la proximidad de los centros de cultivo, la sobrepoblación de salmones en las jaulas de crecimiento, el uso indiscriminado de antibióticos y los impactos de los residuos en el fondo del mar en las especies endémicas y la vida acuática en general (Bustos, 2017).

En la actualidad, en el seno de Reloncaví hay en total de 179 concesiones para el cultivo de salmones, equivalentes a unas 2.520 hectáreas (Subpesca, 2021). Las formas de producción en estos espacios generan una tensión latente con otros actores del territorio, no solo por la contaminación y daño ambiental que generan, sino que también por sobreposición con espacios de usos consuetudinarios y el despojo sobre las comunidades litorales. Durante este siglo, la salmonicultura en la zona ha atravesado por varios episodios críticos, pero se destacan las dos crisis socioambientales más significativas que ha provocado el sector: el virus ISA (anemia infecciosa del salmón) y la marea roja.

La crisis de virus ISA, sin dudas, fue uno los capítulos más complejos por los que ha atravesado la industria entre los años 2007 y 2010, lo que significó la muerte masiva de peces, enormes pérdidas económicas y de puestos de trabajo en el sector. Otra situación dramática ocurrió el año 2016 cuando, producto de un florecimiento algal nocivo (FAN) de Pseudochatonella verruculosa, que produjo una mortalidad masiva de salmónidos, se vertieron 9.000 toneladas de salmones muertos al mar, evento que fue relacionado con uno de los episodios de marea roja más tóxicos registrados en la isla de Chiloé y que desencadenó numerosas protestas y bloqueo en el territorio (Fuentes, 2014; Araya y Cárcamo, 2016).

Imaginarios predominantes del seno de Reloncaví

Como todo territorio, el seno de Reloncaví es parte de una red simbólica-funcional que no escapa a las dinámicas de posicionamiento de unos imaginarios sobre otros. A continuación, se realiza una aproximación a los IS predominantes en este espacio y otros que han estado presentes a lo largo de su historia.

 

IS del ambiente marino

Los IS en esta zona parten con la presencia de los primeros grupos humanos que, según diversos hallazgos arqueológicos, tienen una secuencia ocupacional efectiva desde hace unos 6 mil años A.P. (Durán, 2006; Munita, et al., 2011; Munita, 2017). A pesar de pertenecer a identidades diversas (Álvarez, 2002), los primeros pueblos precolombinos de la zona tienen la particularidad de ser nómades marinos poseedores de una cultura material y social bastante homogénea. En general, se caracterizan por sus constantes desplazamientos por el mar y una dieta alimenticia basada preferentemente en recursos pesqueros (Durán, 2006; Munita et al., 2011; Munita, 2017). Con estos indicios, se puede señalar que sus IS centrales estarían íntimamente ligados al mar y sus recursos, siendo estos ámbitos organizadores de una tradición marítima de la ocupación humana en la zona costera de los canales septentrionales (Massone et al., 2017).

Indudablemente las condiciones del entorno, caracterizada por un área costera adyacente a zonas archipelágicas, contribuyeron a la consolidación de una cultura de transición entre ambientes marítimos y terrestres en la zona sur austral del país (Massone et al., 2017). Además, el clima lluvioso propició la existencia de bosques frondosos, biodiversos y prácticamente impenetrables en ciertos lugares, al punto que por años se extendieron hasta las orillas del Reloncaví. Este aspecto condicionó a los pueblos de esa época a transitar por los canales, fiordos y aguas interiores, solo pudiendo habitar de manera permanente algunos sectores litorales de este extenso territorio (Durán, 2006). Estas características generaron todo un sistema de sobrevivencia en los pueblos canoeros, al punto de considerar al mar y sus recursos marinos como un todo, es decir, un espacio relacional y sagrado, con un carácter espiritual o divino, al que le realizan rituales de agradecimiento antes de pescar9 (Álvarez, 2015).

Estas formas de concebir el ecosistema marino del Reloncaví son parte de imaginarios que actúan como esquemas matriciales de vida que, en la práctica, se manifiestan en acciones de cuidado y protección del ambiente que siguen vigentes actualmente. Así, estas formas de vivir, habitar y relacionarse con el territorio litoral y sus recursos serían parte de un imaginario en relación con el ambiente marino, que se ha ido heredando de una generación a otra y estaría operando en muchas de las acciones que desarrollan en la actualidad las comunidades costeras (pescadores, recolectores de orilla y comunidades indígenas).

 

IS de la colonización

Con la llegada de los españoles se produce el desplazamiento de los grupos canoeros que transitaban por el Reloncaví a zonas costeras más australes. Las comunidades que se logran asentar en el territorio, como los mapuche-williche, se vieron obligadas a convivir con el español a tal punto que posibilitó el mestizaje cultural (Durán, 2006). Este encuentro entre diversas formas de ser y sentir en el mundo (Escobar, 2016), amplió el magma social en la zona, a costa del aumento de las disputas y/o ensamblajes de los IS en el Reloncaví, que propiciaron nuevas formas de habitar en este territorio.

En términos prácticos, esto significó, por ejemplo, que pueblos trashumantes del sur austral se asentaran en el Reloncaví por medio del cultivo de la tierra y la ganadería de subsistencia (Durán, 2006; Álvarez et al., 2008). Por su parte, los españoles adoptaron las técnicas de recolección de orilla (mariscos y algas) y las estrategias de navegación por los canales australes, adaptando las embarcaciones de pueblos costeros originarios. Estas y otras prácticas culturales se van acoplando en el transcurso de tiempo en el Reloncaví, principalmente a través de otros poblamientos desarrollados en la zona, como es el caso de la colonización alemana a mediados del siglo XIX y otras migraciones ocurridas desde el siglo pasado hasta la actualidad.

Es importante destacar que la llegada de los españoles al Reloncaví no solo constituye un encuentro entre “lo moderno y tradicional”, sino que también, soterradamente, va limitando la coexistencia de otros sistemas culturales hasta considerarlos como periféricos (Dussel, 1993; Mignolo, 2010). Así, es posible señalar que con la presencia hispana, “el sistema mundo” se desplegó en el Reloncaví mediante la incorporación paulatina de este territorio al mercantilismo global: primero con la explotación de árboles nativos y luego con la incorporación de otros recursos, entre ellos los pesqueros, con la consecuente acumulación de riquezas, experiencias y conocimientos, que ha llegado a invisibilizar las prácticas tradicionales de sus habitantes por medio del establecimiento de otras que se vinculan al capital.

Por último, las mutaciones de los imaginarios de un territorio pueden hacerse efectivas a través de prácticas de reciprocidad, colaboración e intercambio de recursos materiales e inmateriales, necesarios para la subsistencia de los grupos, pero también pueden posicionarse por medio del control y dominación, violentos y/o simbólicos, de otros colectivos sociales (Baeza, 2008; Randazzo, 2011; Castoriadis, 2013), tal como ocurrió con la colonización española que se impuso por instituciones sociales como el lenguaje y la religión.

 

IS de integración nacional

Una acción determinante para la incorporación de la zona del Reloncaví al territorio nacional fue el proyecto de la colonización alemana y la fundación de Puerto Montt en la zona norte del Reloncaví. Como ciudad meridional del Chile continental, desde Puerto Montt se lideró la expansión territorial del Estado chileno en el siglo XIX y la conectividad marítima de las zonas del sur austral del país. Estas acciones fueron parte de una estrategia geopolítica para difundir y expandir la identidad nacional a territorios recientemente anexados y aislados. Estos imaginarios de integración territorial debieron relacionarse con culturas ya existentes (pueblos canoeros, españoles, mestizos, chilotes, entre otros), pero con la ventaja de poseer el capital político para consolidar su proyecto identitario nacional y la modernización política y económica del territorio (Larraín, 2001).

En términos concretos, durante la primera mitad del siglo XX se siguió consolidando este imaginario mediante una serie de acciones y obras públicas de conectividad realizadas preferentemente en la ciudad de Puerto Montt (trenes, puertos, aeropuerto, etc.). Paralelamente, el modelo de sociedad que provoca este encuentro de IS de diversos pueblos seguirá su articulación y posicionamiento de una sociedad tradicional comunitaria de tipo bordemarina, es decir, donde las actividades de tierra y mar se complementan de acuerdo con la estacionalidad de los recursos y sus ciclos de vida (Saavedra, 2016, Skewes et al., 2012).

Es importante señalar que, si bien los IS bordemarinos son representativos en las comunidades costeras hasta el día de hoy, no han sido del todo valorados por los actores públicos y privados, los que tienden a posicionar lógicas de producción y ocupación del espacio costero que atentan contra la continuidad de las practicas que están asociadas a estos imaginarios.

 

IS de desarrollo extractivista

El terremoto y tsunami de 1960 no solo provocó daños materiales y cambios en la geografía de la zona, sino que también generó transformaciones en los imaginarios de las comunidades litorales del Reloncaví, a raíz de una serie de programas de reconstrucción de las zonas afectadas (Retamal, 2011; Ramos y Castro, 2014). Estas intervenciones vienen asociadas a procesos de modernización nunca vistos sobre la zona costera, que se consolidan en la década de los ochenta con la llegada del modelo extractivista y la expansión de la salmonicultura. Todas estas acciones están en función de un IS desarrollista de tipo extractivista que posiciona lógicas de un progreso sostenido a costa de la extracción de recursos naturales y privatización del litoral, lo que organiza una nueva relación entre la cultura y la naturaleza de la zona.

En lo que va de este siglo se profundiza el modelo capitalista sobre el litoral y, con ello, los imaginarios antes mencionados. Los énfasis de este periodo están puestos en el despojo a las comunidades costeras, mediante el aumento de asignación de derechos de uso sobre el borde costero del Reloncaví a manos de privados. Interesante es observar que distintas comunidades litorales y otras voces del territorio han alzado críticas al crecimiento descontrolado de la industrialización marítima en la zona. Es de esperar que estas acciones colectivas, por los derechos de vida y la reivindicación de las prácticas del territorio, sigan consolidándose, debido a que está en juego un espacio de vida, como es la zona costera, que ha establecido vínculos indisolubles con muchas generaciones.

Por lo pronto, la evidencia indica que la expansión de la industria marítima asociada a la acuicultura ha generado tensiones con distintos actores del territorio y, sobre todo, ha alterado significativamente los sistemas de vida y costumbres de grupos humanos del seno de Reloncaví.

Consideraciones finales

A grandes rasgos, este artículo ha dado a conocer los principales aspectos en la configuración sociohistórica y ambiental del seno de Reloncaví. En ese sentido, la biodiversidad de recursos marinos y terrestres de esta zona ha propiciado una relación vinculante con los distintos poblamientos humanos, generando así una cultura de transición entre los ambientes marinos y terrestres, que sigue presente, pero que está siendo amenazada por la proliferación de formas de producción marítima industrial del área en cuestión.

Durante el trascurso de los tiempos, el Reloncaví ha sido testigo del ensamblaje cultural entre distintos pueblos (indígenas, españoles, chilotes y colonos alemanes), los que han ido forjando las identidades y sentido de pertenencia de sus habitantes. Sin duda que con la llegada de los españoles se produce una la paulatina inserción de este territorio al sistema mundo, principalmente a partir de la provisión de recursos naturales, primero con explotación de árboles nativos y, en la actualidad, de recursos pesqueros, tanto por la pesca artesanal como de la acuicultura industrial (salmonicultura y mitílidos).

Estos aspectos antes mencionados posibilitan la identificación de los IS predominantes en el seno de Reloncaví (ambientales, coloniales, integración nacional y extractivistas). Estos imaginarios son parámetros de acción que dominan las formas y lógicas de habitar el territorio en momentos históricos determinados. El predominio de ciertos IS no significa que no existan o se manifiesten otros; por el contrario, en el Reloncaví los IS ambientales marítimos tiene larga data, siguen estando presentes en la actualidad, así como también los IS que emergen del mestizaje cultural o los de integración territorial. Pese a ello, los que prevalecen hoy en día son aquellos relacionados al desarrollo extractivista de la zona costera, lo que tiene consecuencias devastadoras para el ambiente marino y el bienestar de las comunidades costeras.

Las posibilidades de atenuar esta situación desfavorable que generan los IS dominantes en la actualidad pasan por un cambio del actual modelo de desarrollo de explotación de los recursos y bienes públicos costeros, por uno que tenga a los actores territoriales y sus saberes comunitarios como eje articulador de los posibles desarrollos. Para ello, se deben aunar criterios de resistencia ante procesos de acumulación capitalista mediante proyectos de reivindicación de los imaginarios colectivos de grupos diversos que habitan el territorio costero. Estos imaginarios se basan en la reapropiación del patrimonio biocultural y ecosistémico de la zona costera, que permita posicionar lógicas de gestión sustentables de este territorio.

Por último, es necesario señalar que, si bien este trabajo se sitúa en un territorio determinado (seno de Reloncaví), los antecedentes aquí presentados pueden tener su correlato en otras zonas costeras del sur de país que han pasado por procesos y transformaciones similares en el tiempo. Eso sí, sería un error trasladar, de manera homogénea, las consecuencias a otros sectores litorales. En ese sentido, los marcos referenciales deben ser tomados como elementos orientadores que deben ser matizados con los aspectos distintivos de cada territorio. Aun así, es posible la identificación de los elementos comunes que generan los procesos extractivitas en los territorios locales.

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Agradecimientos

La elaboración de este artículo contó con financiamiento de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) / FONDECYT Postdoctorado / Proyecto Nº 3200974 “Las controversias socioterritoriales por los derechos de uso del borde costero. Un estudio de caso en el seno de Reloncaví”.

 

 

 

Dirección de correspondencia:

Alejandro Retamal Maldonado

Contacto: aretamal.er@gmail.com

 

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  1. 1 Sociólogo de la Universidad de Concepción y Doctor en Ciencias Humanas mención discurso y cultura por la Universidad Austral de Chile. Actualmente es Posdoctorante Fondecyt (proyecto n.º 3200974) en el Centro de Estudios del Desarrollo Regional y Políticas Públicas de la Universidad de Los Lagos (Ceder- Ulagos). Correo electrónico: aretamal.er@gmail.com
  1. 2 Egresado de Antropología de la Universidad Austral de Chile. Sus áreas de interés son la lengua mapuche y su revitalización, y la investigación social cualitativa. Correo electrónico: kurvduam@gmail.com
  1. 3 Es necesario aclarar que la zona de golfos y canales que comienzan desde el Reloncaví suele ser denominada mar interior, en circunstancias que es un mar marginal, de acuerdo con la definición de Whittow, debido a que corresponde a una porción de mar cerrada parcialmente pero que tiene una abertura significativa hacia el océano. Un mar marginal es una parte deprimida de la plataforma continental (Munita, 2017).
  1. 4 Durante los espacios interestadiales más cálidos y húmedos del período medio de la glaciación Llanquihue (hace 42.000 a 50.000 años aproximadamente) se dieron las condiciones necesarias para el nacimiento de bosques con coníferas como el alerce, ciprés de las Guaitecas y coihues (Villagrán et al., 2004; Durán, 2006; Oliva, 2017).
  1. 5 Desde la presencia humana en Monte Verde hace 12.500 A.P. hasta los primeros vestigios encontrados en el litoral del Reloncaví pasa un lapso de aproximadamente de 6.500 a 7.000 años en que no existen registros de grupos humanos en la zona. Se cree que algunas evidencias pueden estar cubiertas o fueron desplazadas por el agua (Durán, 2006; Oliva, 2017).
  1. 6 La pesca con corrales es uno de los sistemas de captura de peces más antiguos y extendidos en el mundo. Se conocen dos tipos: los de piedra, generalmente construidos en playas abiertas, y los de varas trenzadas, presentes en estuarios de fondo fangoso (Munita et al., 2011).
  1. 7 Hay hipótesis que señalan que pueblos canoeros como los chonos abandonaron el seno de Reloncaví antes de la llegada de los españoles. Estos habrían sido desplazados por los pueblos indígenas que poblaron la zona litoral de Valdivia hasta el canal de Chacao e islas del archipiélago de Calbuco (Durán, 2006).
  1. 8 Las misiones evangelizadoras fueron iniciadas en 1608 por la Compañía de Jesús y continuada por los franciscanos del convento de Ocopa. Se trataba de un sistema misional itinerante denominado “misiones circulares”, que se desarrolló en el archipiélago de Chiloé, Calbuco y fiordo de Reloncaví. Incluso cruzaron la cordillera a través del paso de Vuriloche para fundar la misión de Nahuelhuapi (Oliva, 2017).
  1. 9 Uno de estos rituales es el treputo, que consistía en enterrar obsequios en las orillas de playa y azotar el corral de pesca con plantas aromáticas y mágicas. Se pensaba que el olor confundiría a los peces para que no advirtiesen que en dicho lugar habían muerto previamente otras especies (Álvarez, 2015).