Editorial

 

Cuando estamos presentando este número de la revista Pensamiento y Acción Interdisciplinaria, en el mes de diciembre de 2019, en Chile se ha estado vivenciando desde el 18 de octubre, una de las manifestaciones históricas políticas más masivas en la historia de nuestro país. Estamos siendo testigos de una crisis social y política, que no hace otra cosa que expresar el descontento, la frustración y el dolor de muchos ciudadanos que se han visto expuestos al abuso sistemático, en materia social, valórica, económica y política.

Hace casi 10 años atrás, vimos como los jóvenes se manifestaron en un movimiento estudiantil, que puso en jaque la política educacional y también la estabilidad política, era descontento juvenil, pero también la respuesta de los jóvenes (los estudiantes) a su malestar por las condiciones de grandes endeudamientos para forjarse un mejor futuro. Ellos hoy son adultos, son los llamados hijos de la democracia, sin temor y con fuerza. Como dudar de su lucha digna si han sido quienes, no habiendo crecido en dictadura, han recibido el daño a sus vidas por consecuencia sociales, económicas y morales que difícilmente se podrán restaurar.

Como Trabajadores Sociales, se nos genera un rechazo pleno al abuso social con, por ejemplo, las personas mayores y sus pensiones que hacen imposible vivir sin la humillación de pedir que alguien se haga cargo de ellos; también un sistema laboral abusivo, con contratos y sueldos que no satisfacen las necesidades mínimas y cuyo sistema previsional privado, hoy se apropia de los fondos de sus afiliados; un sistema de salud que deja claro que, enfermar en Chile tiene para la mayoría dos caminos: la ruina económica o la muerte. El movimiento comunitario que hoy vemos en Chile, es cansancio, es agotamiento de las familias de ver pasar la vida donde unos pocos abusan de su poder político y económico y la vida cotidiana se ha vuelto insostenible.

El sistema político deberá generar decisiones transformadoras, debe convocar al diálogo diverso, inclusivo, nadie puede ni debe quedar fuera de esta construcción de un Chile mejor, tenemos una tremenda oportunidad de realizar cambios que chilenos y chilenas han estado exigiendo legítimamente, hace muchos años, lamentablemente, sin ser escuchados. Nuestro compromiso es transitar hacia una sociedad donde primen valores como la dignidad humana y la justicia social, y ese camino debemos transitarlo junto a la diversidad de comunidades y organizaciones sociales de nuestro país, además de una validación y reconocimiento a ese otro que no puede hablar, pero que día a día, se expresa para decirnos basta, nuestro medioambiente, al que no solo debemos cuidar, sino también reconocer como otro válido.

Lo de este último tiempo en el país, hace sentido, para generar un encuentro razonable, humanizado, colaborativo, sin competencias y sin descalificaciones al que mira distinto. De esa forma nos manifestamos, con responsabilidad, conocimiento y haciéndonos eco de nuestro principal mandato ético como Trabajadores Sociales de Chile, cual es poner en el centro de nuestro hacer al Ser humano, que piensa, siente, le duele y legítimamente quiere una vida mejor.

Trabajo Social, desde sus orígenes ha estado vinculado con las consecuencias de la pobreza, desigualdades e injusticia social, también con la convicción ético política de transformar esta realidad. Distintas épocas históricas han atravesado el accionar de nuestra profesión; la de hoy es una de las más complejas desde el retorno a la democracia. Los y las trabajadores sociales que siempre estamos en primera línea, ya sea en la atención de servicios sociales en las diferentes instituciones privadas y de Estado; en nuestro caso, en la formación directa de nuevas generaciones de profesionales, queremos plantear en esta nueva edición de la revista pensamiento y acción Interdisciplinaria tres premisas:

 

Recordar que el ser humano es “ante todo un ser dotado de palabra”, por lo que puede ser capaz de relacionarse, de convivir y de discutir sobre lo justo e injusto sin violentarse, quien se resta pierde parte de su condición humana. La escuela de Trabajo Social de la Universidad Católica del Maule, cumplió 25 años de vida, nos inclinamos ante los hechos sociales y pensamos que el mejor homenaje a Trabajo Social de esta escuela, es comprometernos con avanzar en los procesos que sustenten fundamentos para un nuevo pacto social en nuestro país, ya iniciamos ese camino.

Agradecemos a nuestros colaboradores que han escrito para este número de la revista e invitamos a seguir contribuyendo desde la reflexión crítica, a todo aquello que se nos viene en el futuro inmediato y donde visualizamos grandes cambios sociales, culturales, políticos, que permitan un Chile más igualitario, más justo, donde vivir sea cada vez más una mejor y buena vida para todos.

 

 

 

Equipo Editor revista PAI.
UCM