LA FAMILIA Y SU INFLUENCIA EN EL RENDIMIENTO ACADÉMICO DE LOS ESTUDIANTES DE CENTROS DE BACHILLERATO TECNOLÓGICO AGROPECUARIO

The family and its influence on the academic performance of the students of Agricultural Technological High School Centers

fecha de recepción: 11 de abril de 2024 / fecha de aceptación: 9 de julio de 2024

 

María del Socorro Rodríguez Guardado1, Emma Verónica Santana Valencia2 y Marisol Martínez Tomás3

 


Cómo citar este artículo:

Rodríguez Guardado, M., Santana Valencia, E. y Martínez Tomás, M. (2024). La familia y su influencia en el rendimiento académico de los estudiantes de centros de bachillerato tecnológico agropecuario. Revista Pensamiento y Acción Interdisciplinaria, 10(1), 9-26. https://doi.org/10.29035/pai.10.1.9

 

 

Resumen

Diversas investigaciones han evidenciado la importancia de la familia en ambientes escolares para favorecer el rendimiento académico de sus hijos. Sin embargo, escasos son los estudios en contextos rurales. Este trabajo tuvo como objetivo describir socio-demográficamente y explorar la relación entre el nivel educativo de los padres de familia y el rendimiento académico de los estudiantes de los Centros de Bachillerato Tecnológico Agropecuario. Se adoptó un método cuantitativo, no experimental, de diseño descriptivo y alcance transversal. Participaron voluntariamente 119 estudiantes, de entre 15 y 19 años (DE=9.21), el 59% mujeres y el 41% hombres, quienes contaban con padre y madre y estaban matriculados en cuatro planteles del Estado de Puebla. Se empleó un cuestionario ad hoc para recabar la información. Los resultados mostraron que, de los 238 padres de los estudiantes participantes (119 madres y 119 padres), el 6.3% no tenían escolaridad, el 36.2% tenían escolaridad primaria, el 27.3% escolaridad secundaria, el 18.5% bachillerato, el 8.8% nivel superior y el 2.9% otro nivel de estudio. Además, en la mayoría de los participantes con un rendimiento académico elevado, la madre tenía estudios superiores al nivel básico. Se observó una correlación significativa y fuerte entre el nivel educativo de la madre y el rendimiento académico de los estudiantes (r = .337, p > .05). Si bien estos resultados no pueden ser generalizados, se evidencia la necesidad y el compromiso de generar mayor vinculación de la familia en proyectos escolares que impacten de manera tangible en comunidades rurales.

Palabras clave: bachillerato tecnológico, estudiantes, familia, formación para el trabajo, rendimiento académico.

 

Abstract

Diverse investigations have confirmed the importance of family in school environments to support the academic performance of their children. However, there are few studies in rural contexts. This study aimed to describe socio-demographically and explore the relationship between the educational level of parents and the academic performance of students in Agricultural Technological High School Centers. A quantitative, non-experimental method with a descriptive design and cross-sectional approach was adopted. A total of 119 students aged between 15 and 19 years participated voluntarily (SD = 9.21), 59% women and 41% men, who had both a mother and a father and were enrolled in four high school centers in the State of Puebla. An ad hoc questionnaire was used to collect the information. The results showed that, of the 238 parents of the participating students, 36.2% had primary school education, 27.3% had secondary school education, 18.5% had high school education, 8.8% had higher education, and 2.9% had another level of education. Furthermore, among the participants with high academic performance, the mothers generally had education levels higher than basic education. A significant strong correlation was observed between the mother’s educational level and the students’ academic performance (r = .337, p > .05). Although these results cannot be generalized, there is a need and commitment to foster greater family involvement in school projects that tangibly impact rural communities.

Keywords: family, students, technological high schools, training for work, academic performance.

Introducción

A partir de 1976 se crearon los Centros de Bachillerato Tecnológico Agropecuario (CBTA) con el fin de formar técnicos agrícolas, pecuarios y forestales para fomentar el desarrollo agropecuario del país (Silva y Weiss, 2018). El propósito de este esfuerzo pedagógico organizado, sistemático y formal, era impulsar la educación en las comunidades rurales de México, ofreciendo carreras técnicas agrupadas en Educación Tecnológica-Industrial, Educación en Ciencia y Tecnología del Mar y Educación Tecnológica-Agropecuaria (SEP, 2017). Estos centros tienen una función propedéutica porque fueron concebidos para formar a los estudiantes e integrarlos al ámbito laboral una vez graduados. Además, son parte de la intención de las reformas educativas para alcanzar la diversificación de la población estudiantil, y actualmente se cuenta con 355 planteles localizados en zonas rurales y de alta marginación (De Ibarrola, 2020).

Para el 85% de los estudiantes de los Bachilleratos Tecnológicos de la zona semiurbana y rural, la razón para completar sus estudios se relaciona principalmente con tres aspectos: el primero, la obligación de retribuir el esfuerzo que la familia hace por mantenerlos en la escuela; el segundo, ver en ello una oportunidad de movilidad tanto económica como social; y el tercero, la percepción del logro personal (Weiss y Bernal, 2013). En esta línea, los estudiantes de nuevo ingreso se encuentran en situaciones de frontera; en la mayoría de los casos, son los primeros miembros de la familia en acceder a este nivel educativo con la finalidad de tener nuevas oportunidades laborales y académicas. En el caso de las mujeres, representa una forma de ganar autonomía e independencia (Tapia y Weiss, 2013).

La problemática del abandono escolar no es ajena a los CBTA. Silva y Weiss (2018) lo atribuyen a la reprobación académica por la falta de interés por estudiar, al ausentismo en las aulas y al desinterés de los padres en la formación de sus hijos, a pesar de las diversas fuentes que han dado evidencia de la influencia positiva que tiene la familia en la escolarización de los estudiantes para favorecer su autoestima y rendimiento académico. En este sentido, involucrar a los padres en la escolarización de sus hijos sigue siendo un reto desafiante, sobre todo en contextos vulnerables en los que la familia tiende a obstaculizar el proceso formativo de los hijos (Pizarro et al., 2013).

Para dar respuesta a la situación descrita, diversas investigaciones se han centrado en los factores socioculturales, socioeconómicos y de rendimiento académico. Tapia (2020) profundizó en la relación entre el nivel de estudios de los padres y el rendimiento académico de los estudiantes mexicanos de las escuelas de Educación Técnica. Sus hallazgos evidenciaron que los estudiantes con un mejor rendimiento en pruebas estandarizadas contaban con padres con estudios de nivel medio superior y superior. Por otra parte, en los Bachilleratos Tecnológicos de Oaxaca, Damián (2019) observó que el 92% de la población estudiantil tenía padres que solo cursaron educación básica, y de este porcentaje, el 52% de los jóvenes matriculados en estos centros educativos desertó. Sus conclusiones mostraron que el nivel de escolaridad de los padres es una variable moderadora que influye en la decisión del estudiantado de dar continuidad a sus estudios.

Desde una perspectiva de género, Carrera et al. (2020) investigaron la influencia del nivel educativo de los progenitores en el rendimiento académico y en las estrategias de aprendizaje desarrolladas por el estudiantado español. Los resultados mostraron que las estudiantes, cuyas madres tenían estudios equivalentes al nivel medio superior, empleaban en mayor medida diferentes estrategias de aprendizaje en comparación con aquellas cuyas madres tenían estudios de nivel básico. En los contextos agrícolas y tomando en cuenta la educación de la madre, Espejel y Jiménez (2019) plantearon propuestas para establecer estrategias que permitan elevar el logro académico de jóvenes universitarios. Analizaron la influencia del nivel educativo y la ocupación de los padres en el rendimiento académico. Los resultados mostraron que, cuando la madre tenía un nivel educativo superior al de licenciatura, influía de manera positiva en el cumplimiento de las actividades académicas de los hijos. Sin embargo, el nivel de escolaridad del padre no fue significativo. Los autores lo atribuyen a la presencia de las madres en la mayor parte de la educación de sus hijos y a su nivel de estudios, que les permite brindar apoyo cognitivo y afectivo. Asimismo, hacen referencia al bajo rendimiento académico que obtienen los estudiantes cuyos padres se dedican a actividades agrícolas.

En contextos rurales, los padres de familia tienen escasas condiciones para apoyar e impulsar el proceso de formación de sus hijos porque el trabajo, los horarios y las distancias a las escuelas son una limitante. Al respecto, Ospina et al. (2012) afirman que, aunque “el ámbito rural tiende a ser bien valorado como espacio de vida, las expectativas laborales, familiares y la identidad de los sujetos jóvenes parece construirse sobre el imaginario de la ciudad” (p. 7). Medina-Arévalo y Estupiñán-Aponte (2021) explican que los términos “indígena”, “campesino” y “zona rural” generalmente se relacionan con pobreza, inferioridad, rezago educativo y pocas oportunidades, marcando una brecha entre las personas que habitan en zonas semiurbanas y urbanas.

Según Ortega Solórzano (2021), los padres en contextos rurales realizan un gran esfuerzo para enviar a sus hijos a la escuela, pero delegan la función formadora a la institución. Es necesario incluir estrategias para vincular el contexto social y familiar en las actividades dentro del aula. Al hablar de procesos curriculares, es esencial tener en cuenta las condiciones contextuales particulares en las que se encuentra inmersa la escuela. Uno de estos aspectos refiere a la escolaridad de los integrantes de las familias, que en contextos rurales presentan un nivel máximo de educación básica (primaria). Por lo tanto, se propone que:

El currículo debe ser pertinente en la medida que atienda a las necesidades del contexto, donde los estudiantes vean el campo como la oportunidad para crear, visionar un futuro con las riquezas que este les proporciona y no la apatía de dejarlo por falta de oportunidades dadas las limitaciones de este contexto (p. 17).

Pero también existe un aspecto prometedor vinculado a la incidencia que tiene la familia en el desarrollo académico de los hijos. Como indican Pizarro Laborda et al. (2013), la literatura ha demostrado que existe una influencia positiva asociada con la colaboración entre la familia y la escuela. “Este efecto mejora las relaciones entre padres e hijos y tiene consecuencias en la calidad de los aprendizajes” (p. 272). La vinculación entre familia y escuela y los aprendizajes de los estudiantes ha revelado la importancia de la participación de los padres en la mejora del aprendizaje de sus hijos. Las autoras enfatizan la importancia de la escolaridad de la madre y el efecto que tiene como predictor del rendimiento escolar, lo cual provoca altas expectativas en los hijos, generando una proyección de futuro y oportunidades de movilidad social.

Asimismo, Lastre et al. (2018), en el contexto colombiano, hacen referencia a la escasa importancia que otorgan las familias a los estudios de sus hijos, aspecto que predomina más en ambientes rurales en comparación con las zonas urbanas y que se refleja en un bajo rendimiento académico que probablemente produzca deserción. Los autores también hacen hincapié en las dinámicas que se establecen donde los padres de familia cuentan con un nivel medio-alto de educación, empleando temas de conversación que distan de aquellos con un nivel educativo menor. En esta línea, Ruíz de Miguel (2001) expone que la formación de los padres influye en la vida cultural del niño al ofrecer estímulos para favorecer el interés por el estudio, además de permitir el acceso a códigos lingüísticos y temas de conversación diversos que pueden coincidir con los de la escuela.

Para comprender esta relación, es necesario analizar la estructura familiar y su efecto en la escolaridad de los hijos desde su naturaleza. La familia se comprende como el lugar de encuentro y apoyo para la evolución de cada una de las personas que integran el sistema. Asimismo, es reconocida como el escenario a partir del cual se generan una serie de creencias, principios y costumbres que influyen en el desarrollo de cada ser humano, así como en la toma de decisiones y elecciones ante diversas circunstancias de vida (Minuchin, 1982; Herrera, 2000; Barboza-Palomino et al., 2017). La familia es considerada un agente socializador, el cual desde su entorno natural propicia el desarrollo corporal, de la inteligencia y la afectividad, a partir de su organización y estructura. Por lo tanto, en la familia se establecen las primeras relaciones interpersonales, se promueve la mejora de las capacidades psicosociales del niño, las cuales le permitirán asimilar diversos acontecimientos de la vida diaria, así como el desenvolvimiento de su personalidad.

La dinámica familiar implica la manera en que la familia determine y promueva las interacciones personales, así como espacios para una comunicación abierta y aspectos donde la funcionalidad y estructura del sistema se reconozcan (Eguiluz, 2004). Considerar estos aspectos favorecerá el desarrollo de los niños y los jóvenes. De modo que la organización al interior de la familia en función de una serie de valores y expectativas de vida, generará que los miembros de ella establezcan una serie de propósitos y metas por lograr. Barboza-Palomino et al. (2017) proponen que el proyecto de vida en jóvenes puede verse influido por la dinámica familiar, ya que este implica componentes del ambiente, funcionalidad, comunicación, afectividad y estructura. Por lo tanto, el sistema familiar promueve en gran medida la motivación para propiciar ambientes educativos y formativos de manera informal.

En el ámbito educativo, la familia es reconocida como la primera escuela, pues es el lugar donde se adquieren experiencias y valores. Por lo tanto, es la promotora de la educación al brindar los apoyos y soportes para el despliegue de las potencialidades intelectuales que posee cada integrante de ella (Sánchez y Alonso, 2020). De modo que a la familia le corresponde incidir en la formación educativa del niño, del adolescente y del joven, ya que la valoración positiva o negativa que la familia otorgue al desarrollo académico promoverá una percepción de apoyo, reconocimiento e involucramiento en el progreso del hijo (Urrutía-Herrera, 2019). Este ámbito educativo es multifactorial, porque como un prisma, tiene varias tonalidades pues involucra la personalidad del sujeto, los factores sociales, así como los culturales, además de los académicos y familiares.

Para Oliva y Palacios (2003), es necesario reconocer las semejanzas y diferencias entre el contexto familiar y el académico, debido a que dichas diferencias pueden ejercer influencia en el proceso educativo y el desarrollo particular de los jóvenes. Es importante la percepción que el joven estudiante tiene de su ambiente y su dinámica familiar, la valoración que sus padres le otorguen al estudio en casa, el reconocimiento de sus capacidades, así como el apoyo para el tiempo que tiene que pasar en la institución educativa. El contexto familiar puede verse implicado en situaciones económicas, sociales y culturales, las cuales limitan o promueven el progreso personal y educativo del joven. El conjunto de actitudes y acciones que los distintos miembros del sistema familiar (particularmente padre y madre) emitan a sus hijos respecto a la educación, la cultura, la escuela y la universidad influirá de tal manera en el proceso de su aprendizaje y desarrollo escolar (Oliva y Palacios, 2003).

Según Rodríguez y Guzmán (2019), el nivel educativo que los padres tengan se identifica como un factor familiar que incide de manera determinante en el rendimiento y las aspiraciones académicas de los estudiantes. Los estudiantes con padres que cuentan con estudios superiores suelen tener mejores resultados en el ámbito escolar, lo cual genera una adaptación favorable a la vida académica por parte de los hijos. Por lo tanto, la relación entre la familia y la vida estudiantil de los niños y jóvenes es una interacción que tiene su fundamento en la familia y en la escuela, debido a que es un proceso donde el primer acercamiento a la educación se tiene en casa y, posteriormente, con su trayecto académico hasta llegar a niveles superiores. Es importante recordar las peculiaridades de cada joven, a saber, su contexto, su ambiente y su realidad familiar (Urrutía-Herrera, 2019).

Para comprender la importancia que la familia tiene en el desarrollo académico del estudiantado, se considera necesario observar el rendimiento académico, el cual ha sido objeto de estudio en diferentes contextos y sistemas educativos. Se asocia el rendimiento académico como un aprovechamiento escolar relacionado con el nivel de conocimiento, las habilidades y las destrezas que el estudiante alcanza durante las diferentes etapas del proceso de enseñanza, aprendizaje y evaluación. Esta última es llevada a cabo por el docente a través de la valoración de cada uno de los aprendizajes esperados por medio de los objetivos, contenidos y desarrollo de cada estudiante (De Ibarreta et al., 2009). Aunado a lo anterior, otras concepciones afirman que, a partir del cumplimiento de los procesos previamente comentados, se deben considerar las habilidades propias del capital humano y social. En el sentido de los procesos humanos, la literatura empírica menciona algunos aspectos que influyen en el rendimiento escolar vinculado al logro de metas, tales como la autoeficacia o la percepción que tiene el estudiante sobre su sentimiento de competencia para realizar una tarea, lo cual incrementa su motivación intrínseca y lo hace proactivo. En lo que se refiere al contexto, es necesario considerar los comportamientos, la cognición y las emociones de los alumnos a lo largo de su desarrollo académico (Guzmán-Zamora y Gutiérrez-García, 2020).

El rendimiento académico se ha posicionado como un problema en el proceso de enseñanza y aprendizaje al ser considerado el resultado de un complejo conjunto de factores que involucra las capacidades individuales del estudiantado, su medio sociofamiliar y su realidad escolar. Asimismo, se relaciona con apreciaciones que se hacen de las actitudes y los valores (Urrutia-Herrera, 2019). Además de ser considerado como un problema multifactorial en el que intervienen las variables mencionadas, se une la práctica docente y el apoyo institucional (Jiménez Medina, 2022). En esta línea, Herrera Martínez y Espinosa Freire (2020) encuentran que las relaciones familia-escuela y el clima familiar son las interrelaciones que más influyen y que pueden potenciar el interés del niño por el estudio.

Martínez Chairez et al. (2020) estudiaron la relación entre el contexto escolar y familiar con el desempeño académico de los estudiantes. Encontraron que no existe asociación entre el nivel socioeconómico de la familia con el desempeño académico. No obstante, el clima familiar, el estilo de crianza y el apoyo que los padres brindan a los estudiantes sí tuvo relación. En esta línea, Ruíz de Miguel (2001) había encontrado que el nivel económico y cultural de los padres tiene impacto en el rendimiento académico.

Hablar de rendimiento escolar no es sinónimo de capacidad intelectual, aptitudes y competencias. Este término va más allá porque involucra otros factores que pueden influir positiva o negativamente en la escolaridad de los estudiantes. En el ámbito educativo, el rendimiento escolar o académico abarca la medición de resultados que comúnmente se conocen como calificaciones escolares (Tapia, 2020). En este sentido, y en las propias palabras de Martínez-Otero (2020):

“El rendimiento escolar ha sido visto como un indicador de avance académico de los alumnos, así como de éxito o fracaso escolar, resultado de haber logrado (o no) los aprendizajes. Sin embargo, si se quiere avanzar en el estudio y optimización de la educación, es necesario adentrarse en la complejidad del rendimiento escolar, lo cual involucra un análisis detallado y reflexivo de los distintos elementos involucrados” (p. 30).

En el contexto de esta investigación, Tapia y Weiss (2013) mencionan que, por lo general, la forma de evaluar a los estudiantes de los CBTA consiste en dar una ponderación del 30 % al examen, 50 % al portafolio y un 10 o 20 % a la participación en clase. De esta manera, el estudiante logra aprobar si cumple con el trabajo en el aula. Sin embargo, existe la tendencia a exigir cada vez menos a los estudiantes, además de la falta de prácticas, lo cual conduce a una simulación del aprendizaje. Esto está relacionado con la necesidad de evitar la deserción del estudiantado. No obstante, la percepción que los padres y madres tengan sobre el beneficio que implica para sus hijos la asistencia al CBTA y la dedicación a las tareas escolares es el interés que mostrarán en el aprendizaje (Urrutia-Herrera, 2019).

La necesidad de profundizar en cómo el nivel escolar de la familia influye en la decisión de los hijos para prepararse y lograr oportunidades laborales para su desarrollo personal y la contribución a su comunidad ha llevado a plantear la siguiente interrogante: ¿de qué manera el nivel educativo de los padres de familia influye en los estudiantes de los CBTA? Así, el objetivo general de este trabajo fue indagar sobre la influencia del nivel educativo de los padres de familia en estudiantes de los Centros de Bachillerato Tecnológico Agropecuario.

Método

La presente investigación se fundamenta en el paradigma positivista, ya que se utilizó una metodología cuantitativa con un diseño exploratorio y de alcance transversal (Hernández Sampieri & Mendoza, 2018). El objetivo fue describir las características sociodemográficas y explorar la relación entre el nivel educativo de los padres de familia y el rendimiento académico de los estudiantes en los Centros de Bachillerato Tecnológico Agropecuario. La muestra fue no probabilística e intencional. Las variables independientes consideradas fueron los niveles educativos de los padres, y la variable dependiente fue el rendimiento académico de los estudiantes.

Se plantearon dos hipótesis:

1. El nivel educativo de los padres de familia tiene relación con el rendimiento académico de los estudiantes de los Centros de Bachillerato Tecnológico Agropecuario.

2. El nivel educativo de la madre tiene una mayor asociación con el rendimiento académico de los estudiantes de los Centros de Bachillerato Tecnológico Agropecuario.

 

Participantes

El Bachillerato Tecnológico Agropecuario considerado en este estudio se encuentra ubicado entre Chietla e Izúcar de Matamoros, una zona agrícola cuyos cultivos principales son la caña de azúcar, el sorgo y los productos de la milpa. También hay árboles frutales como el plátano, el mamey, la papaya y el aguacate. Esta región ha experimentado migración hacia los Estados Unidos, lo cual ha generado desintegración familiar en algunos casos y en otros, jóvenes con doble nacionalidad al haber nacido en ese país. Las remesas de los migrantes contribuyen a la economía local, pero la zona enfrenta problemas de inseguridad, violencia, narcomenudeo y adicciones.

La selección de la muestra fue no probabilística e intencional. Participaron 119 estudiantes, con edades entre 15 y 19 años (DE = 9.21), matriculados en cuatro CBTA ubicados en el estado de Puebla. Del total, el 59% (n = 70) eran mujeres y el 41% (n = 49) eran hombres. El 12% de los estudiantes estaban inscritos en el plantel de la zona de Matamoros, el 14% en el plantel de la Sierra Norte, el 30% en el plantel ubicado en la Mixteca y el 44% en la zona Nororiental. Todos los estudiantes participantes contaban con padre y madre.

 

Instrumento y definición de variables

El instrumento empleado fue un cuestionario que los estudiantes respondieron sobre aspectos sociodemográficos, nombre del plantel, carrera tecnológica cursada, promedio académico, nivel de estudios de la madre y nivel de estudios del padre. La Tabla 1 muestra la definición de las variables consideradas.

 

Tabla 1

Variables y su descripción

Variables/Tipo

Descripción

Nivel educativo padre Independiente

Estudios del padre (sin escolaridad, primaria, secundaria, medio superior, superior, otro)

Nivel educativo madre Independiente

Estudios de la madre (sin escolaridad, primaria, secundaria, medio superior, superior, otro)

Rendimiento académico Dependiente

Promedio de calificaciones que toma en cuenta los semestres cursados del estudiantado.

Fuente: Elaboración propia

 

Procedimiento

Se solicitaron permisos a las instituciones educativas para que los estudiantes, de manera voluntaria, respondieran el cuestionario a través de un formulario de Google Forms compartido vía correo electrónico. Se consideró un plazo de 15 días para que los participantes tuvieran oportunidad de emitir sus respuestas. Una vez cumplido el plazo, se procedió al análisis a través de estadísticos descriptivos.

Se llevaron a cabo análisis estadísticos descriptivos e inferenciales. Los niveles educativos de la madre y del padre se agruparon en cinco categorías: sin escolaridad, primaria, secundaria, bachillerato y superior/otros. Los promedios se clasificaron como bajos, medios y altos. Posteriormente, se determinaron las frecuencias de las categorías y se contrastó la información. En los análisis inferenciales, se evaluó la normalidad de los datos y se realizó una correlación de Pearson para profundizar en la relación entre el nivel educativo de los padres y el rendimiento académico del estudiantado.

Resultados

Para describir la relación sociodemográfica entre el nivel educativo de los padres de familia y el rendimiento académico del estudiantado, los resultados del análisis descriptivo mostraron que de los 238 padres de familia de los estudiantes participantes (119 madres y 119 padres), el 6.3% están ubicados en el rango de sin escolaridad, el 36.2% tienen escolaridad primaria, el 27.3% escolaridad secundaria, el 18.5% bachillerato, el 8.8% nivel superior y el 2.9% otro nivel de estudio.

 

Figura 1

Porcentaje de escolaridad en padres de familia

Fuente: elaboración propia

 

Los datos reportaron que el 39.5% (n=47) de los padres cuentan con un nivel máximo de escolaridad que corresponde a primaria, seguido del bachillerato (20.2%, n=24) y secundaria (18.5%, n=22). El nivel superior mostró un porcentaje de 6.7% (n=8), inferior al de sin escolaridad, que arrojó un 10% (n=12).

 

Tabla 2

Frecuencias del nivel de escolaridad del padre

Nivel de escolaridad del padre

Frecuencia

Sin escolaridad

12

Primaria

47

Secundaria

22

Bachillerato

24

Nivel Superior

8

Otro

6

Fuente: elaboración propia

 

El nivel más alto de escolaridad en las madres fue el de secundaria, con el 36.1% (n=42), seguido de primaria (32.8%, n=39) y bachillerato (16.8%, n=20). El nivel superior mostró un 11% (n=13), y el más bajo fue el de sin escolaridad (2.5%, n=3).

 

Tabla 3

Frecuencia del nivel de escolaridad de la madre

Nivel escolaridad de la madre

Frecuencia

Sin escolaridad

3

Primaria

39

Secundaria

43

Bachillerato

20

Nivel Superior

13

Otro

1

Fuente: elaboración propia

 

La mayoría de los estudiantes registraron un rendimiento académico elevado (54.6%), el 41.2% se ubicaron en un rango medio y solo el 4.2% mostró un bajo promedio.

 

Tabla 4

Rendimiento académico de los participantes

Rango de Promedio académico

Frecuencia

10 - 8.0

65

7.9 - 6.6

49

6.5 - 5.0

5

Fuente: elaboración propia

 

De los seis casos en que tanto la madre como el padre evidenciaron tener un nivel superior de escolaridad, los estudiantes demostraron tener un promedio académico alto. De los cinco estudiantes que lograron un promedio bajo o poco satisfactorio, tres cuentan con padre y madre con niveles de secundaria y primaria, y dos con padre y madre sin escolaridad. No obstante, de los 65 casos con promedio alto, seis cuentan con padre sin escolaridad y madre con nivel de bachillerato o nivel superior.

Para explorar la relación entre el nivel educativo de los padres de familia y el rendimiento académico de los estudiantes, se llevaron a cabo análisis estadísticos inferenciales. Primero, se determinó la normalidad de los datos con la prueba de Kolmogorov-Smirnov (n > 50; p > .05). Posteriormente, se realizó una correlación de Pearson (Tabla 5), la cual arrojó una asociación significativa y fuerte entre el nivel educativo de la madre y el rendimiento académico (r = .337; p < .05). Asimismo, se observó una correlación significativa pero moderada entre el nivel educativo del padre y el rendimiento académico (r = .185; p < .05).

 

Tabla 5

Correlación entre rendimiento académico y nivel educativo de los padres de familia

Rendimiento académico

Nivel educativo del padre

Nivel educativo de la madre

Rendimiento académico

1

Nivel educativo del padre

.185*

1

Nivel educativo de la madre

.337**

.554**

1

* La correlación es significativa en el nivel 0,05 (bilateral).

** La correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral).

Fuente: elaboración propia.

 

Discusión y conclusiones

Al investigar la influencia del nivel educativo de los padres de familia en estudiantes de los Centros de Bachillerato Tecnológico Agropecuario, se observó que, de manera general, la escolaridad predominante en los padres corresponde al nivel primaria. Asimismo, en la mayoría de los casos en que los estudiantes muestran un promedio académico elevado, la madre de familia cuenta con estudios de nivel superior, lo que concuerda con los hallazgos reportados en la literatura (Carrera et al., 2014; Espejel y Jiménez, 2019). Con los resultados obtenidos, se confirman las dos hipótesis planteadas: el nivel educativo de los padres de familia tiene relación con el rendimiento académico y el nivel educativo de las madres tiene una asociación mayor con el rendimiento académico de los estudiantes de los Centros de Bachillerato Tecnológico Agropecuario. Estos datos coinciden con la investigación de Espejel y Jiménez (2019), quienes sostienen que es notoria la influencia de las madres en el estudio de los hijos, particularmente por el nivel académico adquirido. Además, se encuentra que el apoyo de las madres es reconocido debido a que son un soporte para el rendimiento universitario (Villafrade y Franco, 2016). También es posible observar que la influencia del nivel de estudios de la madre se manifiesta en su compromiso con el desarrollo de las actividades escolares de los hijos, lo cual contribuye a la mejora de las competencias académicas de los hijos (Espejel y Jiménez, 2019).

El rendimiento escolar debe ser comprendido como una acción mucho más compleja que solo la obtención de una nota, de acuerdo al nivel de conocimientos demostrables, la edad y el nivel académico que se curse. En sí mismo, debe integrar los procesos de aprendizaje y la transformación que esto implica. Como se ha observado, el rendimiento escolar es un fenómeno multifactorial, donde convergen los rasgos de la persona, la inteligencia, la afectividad, la interacción con el docente, el contexto ambiental, la cultura y el ámbito familiar. Este último es uno de los agentes que genera más motivación, mientras exista un equilibrio al interior del mismo.

La familia cumple un papel esencial con su influencia para la generación de metas académicas y proyectos de vida en los jóvenes. Esta labor debe abordarse desde edades tempranas, con proyectos escolares que vinculen a la familia, para que sean agentes de cambio para sus hijos. Esto no es sencillo, si se considera que el contexto rural no suele ser favorecido debido al estigma que existe sobre las poblaciones que habitan en dicho entorno, como campesinos o indígenas, lo cual se relaciona con rezago educativo y condiciones de vulnerabilidad. En ese sentido, la escuela, a través de la educación, tiene el compromiso de gestar ámbitos donde las familias puedan observar la posibilidad de transformar su condición a través de alcanzar metas más amplias, a partir de las cuales exista un desarrollo educativo que se proyecte en su comunidad.

Otro aspecto esencial es lograr que en el contexto rural se pueda tener un nivel académico mayor a partir del desarrollo de políticas públicas que promuevan el progreso personal y social. Se sabe que es un reto, pero si desde edades tempranas en las escuelas y centros comunitarios se establecen proyectos vinculados a las universidades, con objetivos claros y propuestas contextualizadas que impacten de manera tangible en las poblaciones rurales, se podrá afirmar que el camino hacia la transformación, donde el rendimiento académico con aspiraciones centradas en proyectos de vida, estará comenzando.

Referencias bibliográficas

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Dirección de correspondencia:

María del Socorro Rodríguez Guardado

Contacto: mariadelsocorro.rodriguez@upaep.mx

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1 Doctora en Educación. UPAEP Universidad, Puebla, México. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1575-2403. Correo electrónico: mariadelsocorro.rodriguez@upaep.mx

2 Doctora en Ciencias para la Familia. UPAEP Universidad, Puebla, México. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8639-3404. Correo electrónico: emmaveronica.santana@upaep.mx

3 Maestra en Innovación y Calidad Educativa. SEP Subsecretaría de Educación Media Superior, Puebla, México. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9382-6287. Correo electrónico: marisol.martinez01@upaep.edu.mx awaxi@hotmail.com