Presentación
LAS FORMAS DE LO COMUNITARIO Y LA PRODUCCIÓN DE LO SOCIAL
Cuando pensamos en comunidad, suele aparecer la idea de un grupo de personas que convive de manera más o menos permanente, comparte formas de vida y posee valores comunes. Así entendida, aunque la comunidad protege, da estabilidad y permite el consenso, no tiene la capacidad para producir nuevos modos de convivencia, nuevos valores o instituir lo social. Estas representaciones son herederas de la clásica oposición comunidad-sociedad, que se estableció con el surgimiento de la sociedad moderna, el gran invento teórico del siglo XIX (De Marinis, 2011).
Esto puede ser superado trayendo lo comunitario al plano más relacional y reconociendo su capacidad productora de lo social. Esto implica hablar de la politicidad de lo comunitario, es decir, unos modos propios de organizar la vida, que no solo son teóricamente distintos a los del mercado y a los del estado, sino praxiológicamente diferentes. Esta politicidad se expresa en un trabajo real, concreto, que produce una infinidad de bienes relacionales materiales e inmateriales y satisface necesidades humanas colectivas y múltiples.
Pensando en estas claves, lo comunitario no se definiría primordialmente por ser un asunto colectivo o no, asociado a lo próximo o no, a lo cohesivo, a la idea de unidad. Lo comunitario sería un modo social e históricamente construido (una politicidad), más antiguo que el Estado y el mercado, de producir valor (bienes relacionales) para satisfacer necesidades humanas y construir colectivamente el buen vivir (Carrasco, 2014; Ramírez Gallegos, 2019).
Raquel Gutiérrez y Huáscar Salazar sintetizan esta perspectiva hablando de entramados comunitarios: “lazos estables o más o menos permanentes que se construyen y se reconstruyen a lo largo del curso de cada vida concreta, entre hombres y mujeres específicos, que no están plenamente sujetos ni sumergidos en las lógicas de acumulación de valor, para encarar la satisfacción de múltiples y variadas necesidades”.
Pero estos entramados actúan de manera inorgánica y fragmentada. En otros casos, su accionar es cooptado por políticas gubernamentales, quedando subsumido en ellas, y en ocasiones el accionar de los entramados comunitarios suele asociarse a sectores de bajos ingresos. Como explican Raquel Gutiérrez y Huáscar Salazar, en el capitalismo “los diversos procesos de reproducción de la existencia se subordinan a la producción de capital, apareciendo como [un] conjunto de actividades fragmentadas, secundarias y sin significado propio”. A su vez, “la política estatal —aparentemente el único lugar para la realización de la gestión colectiva—, se sitúa por encima de la sociedad, velando —según su propio decir— por el bien común y relegando la reproducción social al ámbito de lo privado”.
Contribuir a la construcción de una mayor conciencia sobre lo comunitario requiere conceptos, lenguajes y relatos que permitan articular y dar significado propio a las diversas experiencias comunitarias en las que participamos. Esto puede ser gravitante para superar la fragmentación y la cosificación de lo comunitario y evitar la ilusión que produce el capital al dejar las actividades que producen la riqueza concreta, que nutre cotidianamente la reproducción de la vida social, como opacos conjuntos de asuntos secundarios (Gutiérrez y Salazar).
A partir de los argumentos anteriores, las preguntas que intenta abordar el conjunto de trabajos temáticos reunidos en el número son: ¿Cómo son las formas y manifestaciones de lo comunitario en la actualidad? ¿Cuáles son las expresiones de vida comunitaria? y ¿Cómo participan tanto las manifestaciones de lo comunitario como las expresiones de vida comunitaria en la producción de lo social en general? Los trabajos que constituyen la sección temática del número de alguna manera dan luces sobre estos asuntos, problematizando no solo sus alcances sociales, también sus dimensiones políticas y culturales.
Abre la sección temática el trabajo titulado “Entramados comunitarios frente a la crisis alimentaria, ollas y merenderos populares en Uruguay”, del equipo de investigación de la Universidad La República de Uruguay, liderado por la Dra. Anabel Ribeiro. El texto sigue la huella y presencia de ollas y merenderos populares después de la pandemia Covid-19, a través del acompañamiento y sistematización de un conjunto de iniciativas populares, observando las formas en que las tramas comunitarias frente al problema de la alimentación colectiva politizan la vida cotidiana de diferentes barrios en todo el país. El artículo, en base a la dimensión cuantitativa del estudio, realizado a nivel nacional en 2022, más algunas claves interpretativas en base al trabajo de campo cualitativo realizado por el equipo, señala entre sus hallazgos: 1) que a pesar de que el número de iniciativas disminuye frente al número del 2020, se mantiene la cantidad de porciones servidas, y el esfuerzo pasa a concentrarse en merenderos para niños/as y adolescentes; 2) Principalmente, las mujeres son quienes realizan este trabajo cotidianamente desde organizaciones vecinales y familiares, en una ambivalencia entre la sobrecarga y la estereotipia de los roles de género, y la politización de la alimentación como problema que se vuelve público-común; 3) Se observa la relevancia de las redes de ollas y merenderos populares en el sostenimiento material, afectivo y social ante los cambios y embates en las respuestas de las políticas públicas. Concluye con algunas reflexiones sobre la potencia de estos entramados comunitarios para politizar diferentes dimensiones de la vida cotidiana en los barrios, tensionando las visiones centradas solo en el Estado o las mercantiles e individuales.
Le sigue el trabajo intitulado “Entramados comunitarios vecinales-estudiantiles posibles: cómo revertir los efectos sociales nocivos de la estudiantización”, elaborado por un equipo de investigación de la Universidad del Bío Bío en Chile. El artículo, liderado por la trabajadora social Daniela Jara, aborda las formas en que los entramados comunitarios entre estudiantes y comunidades vecinales de los barrios aledaños a los campus universitarios pueden ser potenciados y fortalecidos, en contextos de estudiantización, a partir del caso del campus de la Universidad del Bío-Bío en la ciudad de Concepción, Chile. Mediante una metodología cualitativa, se aplicaron entrevistas a 20 personas que habitan el barrio alrededor del campus, incluyendo vecinos que arriendan a estudiantes y que no, dueños de negocios locales y estudiantes universitarios que viven en el barrio. Los resultados muestran que los vecinos del barrio reconocen el contexto de estudiantización, que se ha ido acrecentando con el tiempo, y tienen una percepción de entramados comunitarios débiles con los estudiantes universitarios y entre vecinos en general. La relación entre comunidad vecinal y estudiantes es contradictoria: por un lado, es valorada en lo económico, pero genera ciertos conflictos. Los estudiantes visualizan diversas maneras de fortalecer dicha relación asociadas principalmente a la relación entre arte y vida comunitaria, al ámbito educativo, al voluntariado y a la extensión universitaria. Finalmente, se considera que la universidad en tanto institución debe cumplir un rol relevante como coordinadora y facilitadora de procesos de encuentro y de fortalecimiento de los entramados comunitarios.
Cierra la sección temática el trabajo de la doctoranda Antonia Zambra, titulado “El cuidado y lo común: reflexiones sobre el sostenimiento cooperativo de la vida desde y más allá de lo humano”. El artículo, de carácter más conceptual, propone un ejercicio analítico y reflexivo a partir de articular algunos conceptos relevantes para pensar la existencia de colectivos socio-materiales articulados para mantener y reparar la vida de personas, grupos y ecosistemas. Para tal propósito, el texto pone en diálogo la perspectiva de la ética del cuidado y sus posibles expresiones en mundos humanos y no humanos, la dimensión colectiva del cuidado y los cuidados comunitarios, y la discusión sobre lo común centrada en la reproducción social. De tal conversación se constata que, si bien existe un conjunto de trabajos sobre el cuidado del mundo humano y otros mundos vivos, aún es necesario seguir explorando las formas particulares de estos arreglos cuando adoptan un carácter de colectividad. El artículo propone una discusión renovada sobre lo común, enriquecida con reflexiones emergentes desde la teoría feminista, corrientes de pensamiento latinoamericano y el giro afectivo en ciencias sociales, para visibilizar el carácter situado y relacional con el que se va a entender el quehacer colectivo orientado a continuar y sostener la vida, concebido como un problema político vinculado con la materialidad de los cuerpos, su vulnerabilidad y su aseguramiento. Concluye con lo relevante de seguir haciéndose preguntas respecto de la manera cómo lo común garantiza la vida de los cuerpos, mientras que los cuerpos, en una relación de interdependencia, resguardan lo común.
La sección temática incluye dos trabajos. El primero de ellos se titula “De grande quiero ser policía para proteger a mis hijos”, de la académica Verónica Macías y el académico Luís Pérez Amezcua, ambos de la Universidad de Guadalajara. Este proyecto explora el proyecto de vida de niñas institucionalizadas en casas hogar, empleando un enfoque cualitativo con métodos visuales (dibujo temático) y técnicas de elucidación (cuento y entrevista en profundidad), analizado bajo una perspectiva biográfica. El siguiente trabajo es “La identidad de género de la mujer mayor chilena, representaciones de cambio y continuidad”, de la Mg. en Trabajo Social, Libertad Ezzati, cuyo propósito es conocer las transformaciones en la identidad de género de las mujeres adultas mayores en función de las representaciones sociales de género en Chile.
Cierra el número dos reseñas de libros recientes en las ciencias sociales de América Latina, muy pertinentes a la temática del número.
Referencias bibliográficas
De Marinis, P. (2011). La teoría sociológica y la comunidad: Clásicos y contemporáneos tras las huellas de la “buena sociedad”, Entramados y Perspectivas 1(1), 127-164.
Carrasco, M. (18-21 de junio de 2014). Sentido de la lucha por la propiedad del territorio indígena. Argentina: región del Chaco semiárido, Segundo Taller Internacional SOGIP “Los Pueblos Indígenas y sus Derechos a la Tierra: Política Agraria y Usos, Conservación, e Industrias Extractivas”, París, ehess / cnrs.
Dr. Francisco Letelier Troncoso |
Dra. Javiera Cubillos Almendra |
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Editor invitado |
Editora invitada |
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Universidad Católica del Maule |
Universidad Católica del Maule |
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Dra. Raquel Gutiérrez Aguilar |
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Editora invitada |
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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
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Dr. Juan Pablo Paredes P. |
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Editor responsable Revista PAI |
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Universidad Católica del Maule
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